
El proyecto europeo LIFE+RESPIRA, liderado por la Universidad de Navarra, está probando el pavimento fotocatalítico de hormigón Ecogranic, desarrollado por la empresa Pavimentos Tudela. Para ello, se ha colocado un tramo de este pavimento en una zona del carril bici de la Avenida de Navarra en Pamplona, que soporta una elevada densidad de tráfico. En esta zona se llevarán a cabo campañas de muestreo intensivas que permitan determinar la eficacia depuradora del pavimento respecto a una zona control.
El objetivo de esta acción dentro de LIFE+RESPIRA es valorar la utilidad del pavimento como medida de mejora de la calidad del aire en las ciudades, cuantificando el beneficio ambiental y para la salud de peatones y ciclistas.
En los últimos años han surgido diversas propuestas tecnológicas para aplicar esta tecnología en la eliminación de los contaminantes habituales de las atmósferas urbanas, sobre todo los que proceden de los vehículos a motor y las calefacciones, reduciendo así mismo la formación de otros contaminantes que son perjudiciales para la salud.
El pavimento Ecogranic ya ha sido instalado en las calles de muchas ciudades, siendo más de doscientas las obras realizadas. Las pruebas de eficacia realizadas hasta el momento demuestran que Ecogranic elimina, por término medio, un 60% de contaminantes urbanos, especialmente óxidos de nitrógeno, contaminantes orgánicos volátiles y partículas (al reducir la formación de aerosoles secundarios).
El pavimento funciona gracias a la fotocatálisis, una reacción fotoquímica que convierte la energía solar en energía química en la superficie de un catalizador o sustrato, consistente en un material semiconductor que acelera la velocidad de reacción. Durante el proceso tienen lugar reacciones tanto de oxidación como de reducción. Los fotocatalizadores más utilizados son el dióxido de titanio (TiO2) y otros productos derivados de él.
La Ciudadela de Pamplona acogió una charla con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente

El pasado 5 de junio LIFE+RESPIRA también participó en las actividades de celebración del Día Mundial del Medio Ambiente en Pamplona. Dentro del espacio de la Ciudadela se ofreció una charla sobre los sensores de calidad del aire que llevan los voluntarios en sus bicicletas, y que fue ofrecida por el investigador del proyecto Arturo Ariño.
El objetivo de estos sensores es recoger datos sobre la calidad del aire que respiran los ciclistas urbanos de Pamplona para poder crear un modelo de la atmósfera que se respira en cada punto de la ciudad.
Dentro de la charla se presentaron los primeros resultados desde el comienzo de la toma de medidas el pasado 11 Mayo 2015. Los sensores ya han tomado dos mil millones de lecturas en unos dos millones de puntos a lo largo de 8.000 viajes.
Además, los voluntarios han realizado más de 1.200 reservas de sensores con casi 5.000 horas de captación en el exterior, 12.000 horas de capturas automáticas y nada menos que 26.590 km recorridos.
Los voluntarios disponen de 50 equipos de captación que son recogidos en los cinco centros de intercambio de captadores que se han dispuesto en la Universidad de Navarra y en las organizaciones colaboradoras: Civivox (Ayuntamiento de Pamplona), CIVICAN (Fundación CAN), UPNA y UNED.
Durante la charla se recordó, asimismo, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 90% de la población urbana de Europa está expuesta a alguno de los contaminantes más nocivos para la salud. En la UE anualmente se producen 370.000 muertes prematuras al año por la mala calidad del aire y el coste de las enfermedades respiratorias en Europa supone 380.000 millones de euros al año.

Juan José Pons, miembro del equipo de investigación de LIFE+RESPIRA ha comparecido recientemente en el Parlamento de Navarra, dentro de la "Ponencia para el estudio de las necesidades de movilidad de nuestra sociedad y, en especial, del transporte en Navarra".
En la misma, Pons repasó las consecuencias ambientales del modelo actual de transporte, basado preferentemente en el uso masivo del automóvil: ruido, ocupación de una gran cantidad de espacio, accidentabilidad, déficit de sociabilidad y de calidad del espacio urbano y, sobre todo, contaminación del aire.
En torno a este último ámbito, el debate se centró en cómo se trata de un problema que despierta una creciente preocupación en Europa, dados -sobre todo- los efectos del deterioro de la calidad del aire en la salud: más de 400.000 muertes prematuras y 4,5 millones de años de vida perdidos solo por efecto de las partículas de menos de 2,5 micras en el conjunto de la UE.
A continuación, Pons presentó el proyecto LIFE+ RESPIRA como una forma de contribuir, desde el mundo de la investigación, a un mejor conocimiento de la contaminación en las ciudades y a un cambio de modelo basado no solo en el empleo de tecnologías y modelos de gestión más limpios con nuestro entorno, sino también a una transformación cultural y de hábitos de movilidad de la sociedad en su conjunto.
Tras la intervención hubo un animado turno de preguntas por parte de los parlamentarios.

Estamos expuestos a la contaminación atmosférica a través de la respiración. Cada vez que respiramos inhalamos aire que puede contener contaminantes. En el proyecto LIFE+RESPIRA, como sabéis, los voluntarios llevan en las bicicletas unos sensores que detectan la contaminación ambiental.
Para poder estimar la cantidad de contaminantes que recibe cada voluntario no es suficiente con saber cuánta contaminación hay en el aire. Es necesario conocer el volumen de sus pulmones. Para ello se hace una prueba que se denomina espirometría. La espirometría consiste en que el voluntario inspira todo el aire que puede y a continuación los exhala todo a través de una maquina llamada espirómetro.
Este aparato mide el volumen de aire que ha espirado esa persona. De esa forma, podemos saber el volumen de aire que cabe en sus pulmones, lo que llamamos capacidad vital, así como otra información adicional que es recogida por esta máquina. Con todo ello es posible estimar la cantidad de contaminantes que inhala.