Circular por el carril bici podría suponer respirar la mitad de contaminación que por la calzada
Hoy se han presentado los primeros resultados del proyecto LIFE+RESPIRA, que impulsa la Universidad de Navarra
Los primeros resultados del proyecto LIFE+RESPIRA confirman que quienes circulan en bicicleta por la misma vía que los coches respiran un aire mucho más contaminado que quienes se mueven por el carril bici o por las aceras. Según las mediciones del proyecto, un ciclista que circule a sólo un metro y medio de distancia de los automóviles respira alrededor de un 30% menos de hollín, uno de los principales contaminantes que produce el tráfico a motor.
Según Jesús Miguel Santamaría, director técnico de LIFE+RESPIRA, “estos datos, aunque todavía son provisionales, indican que el nivel de algunos contaminantes en el carril bici podría ser la mitad que en el centro de la calzada. Y esto apunta hacia la conveniencia de separar el tráfico de coches y bicicletas”.
Los registros también han confirmado que la vegetación urbana reduce notablemente la contaminación, de modo que los parques y jardines actúan como pulmones que limpian el aire de la ciudad. Por ejemplo, los setos que separan la calzada del carril bici reducen en un 6% la presencia de los principales contaminantes.
Otros resultados indican que la contaminación en Pamplona varía notablemente, en función de la climatología, la zona de la ciudad y la hora del día. Según Arturo Ariño, investigador de LIFE+RESPIRA, “en general, no se han registrado índices altos, excepto en puntos concretos, como semáforos o zonas resguardadas del viento”. Para mostrar estas variaciones, los investigadores del proyecto han desarrollado, mediante un modelo matemático, un mapa animado de Pamplona que permite ver cómo cambia la contaminación en la ciudad a lo largo del día.
LIFE+RESPIRA es un proyecto de ciencia ciudadana, financiado por el Programa LIFE de la Unión Europea, que se desarrolla en Pamplona, a modo de experiencia piloto, que posteriormente podrá ser replicado en otras ciudades europeas. A lo largo de dos años, 205 voluntarios han participado en esta investigación, transportando en sus bicicletas unos captadores de contaminantes, cuyas mediciones se han ido almacenando en un gran servidor informático. En total, los voluntarios han recorrido 44.000 kms.y han aportado 57 millones de datos, con los que se podrá estudiar la contaminación urbana con una precisión muy superior a la alcanzada hasta ahora.