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Sobre el episodio de contaminación atmosférica en Madrid de noviembre de 2015

Por Ignacio González, Hector Calvete, Hector García. División de Contaminación Atmosférica, CIEMAT
 
Contaminacion Madrid desde Abantos enero2005
 
Desde que en mayo de 2008 se aprobó la Directiva Europea relativa a la calidad del aire, la ciudad de Madrid ha superado todos los años los valores límites de dióxido de nitrógeno (NO2) establecidos para la protección de la salud humana. En 2014 seis estaciones de la ciudad superaron al menos uno de estos límites, mientras que cinco lo hicieron durante tan sólo el primer mes de 2015. Durante ese mes hubo bastante revuelo mediático con la “boina” de contaminación visible sobre la capital. Aun así, no se llevó a cabo ninguna de las medidas previstas para estos casos.
Estas medidas se recogen en el Protocolo de medidas a adoptar durante episodios de alta contaminación por NO2, aprobado por el Ayuntamiento de Madrid inicialmente en julio de 2014. Sin embargo, al no entrar en vigor hasta marzo de 2015, jamás se llegaron a aplicar, ya que estos episodios se dan principalmente durante el invierno, en condiciones de estabilidad atmosférica. El nuevo gobierno municipal ha renovado este protocolo y ha propuesto una actualización del mismo , rebajando los requisitos para aplicar actuaciones en la ciudad, aunque todavía no ha sido aprobada definitivamente. Sin embargo, el ayuntamiento ha aplicado el vigente protocolo debido al elevado NO2 registrado durante los días 10 a 12 de noviembre.
Este protocolo cuenta con niveles crecientes de actuación en función de la concentración de NO2 medido. Todos los niveles conllevan medidas progresivas, dependiendo de la gravedad del episodio, de información a la ciudadanía y de promoción del transporte público. También se restringe de manera creciente la circulación de vehículos privados: desde limitaciones de velocidad a 70 km/h en la M-30 y en los accesos a Madrid, pasando por la prohibición casi total del estacionamiento en el centro, hasta la restricción de la circulación del 50% de los vehículos. Las dos primeras medidas se tomaron en Madrid los días 12 y 13 de noviembre, respectivamente.
Las medidas contenidas en estos planes sirven para reducir la duración y el impacto de estos episodios de alta contaminación, cuando la meteorología favorece el estancamiento del aire en la ciudad. Sin embargo no resultan útiles para prevenir la aparición de estos episodios, a no ser que se apliquen con antelación y de forma preventiva a resultas de que se prediga la aparición de los mismos, ni tampoco reducen las emisiones en el largo plazo para lo cual se necesitan planes de mejora de la calidad del aire.
Era de esperar el desconcierto que se creó inicialmente en la ciudadanía madrileña, sobre todo en los conductores que a diario entran en la capital con sus vehículos para ir a trabajar, ya que es la primera vez que se toma una medida de este calado. Sin embargo, como la alcaldesa Manuela Carmena declaró el pasado 14 de noviembre, “la reacción de los madrileños ha sido enormemente adulta”. Prueba de ello es el hecho de que la Empresa Municipal de Transportes (EMT) batió su récord de usuarios de este año el viernes 13 de noviembre (día en que el ayuntamiento reforzó el servicio de autobuses). La concejala de Medio Ambiente, Inés Sabanés, agradeció “el comportamiento de los madrileños al dejar el coche en casa”.
Se han visto reacciones de todo tipo. Muchos de los viandantes no percibieron nada raro, mientras que los taxistas sí reportaron un descenso del tráfico en la ciudad. Algunos conductores creyeron que se colapsarían los parkings, pero luego se dieron cuenta que había suficientes plazas libres. Los ciclistas urbanos vieron muy positivas las medidas tomadas, ya que cualquier reducción en el número de coches beneficia su circulación y seguridad. Durante los días posteriores se mantuvo la recomendación de circular a 70 Km/h como máximo y a muchos nos llamó la atención como un gran número de usuarios de la M-30 seguía la recomendación mostrando un grado de concienciación ciudadana notable.
La bicicleta es la forma más limpia de desplazarse por la ciudad, aunque ésta no esté diseñada ni acostumbrada a ello. Sin embargo, es factible y además muy beneficioso para mantenerse en forma. Madrid necesita más usuarios de bicis, ya que es la mejor forma de cambiar la ciudad y actuar en contra de la crisis climática actual.